Europa estudia los biocombustibles producidos con residuos y sin alimentos
- El Parlamento Europeo alerta de la desaparición de bosques
- Está aumentando el precio de la cosecha y de los alimentos en países en vías de desarrollo
- Posible solución: producir biocombustibles a partir de residuos
- En España se han eliminado las exenciones fiscales a los biocarburantes
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Europa estudia los biocombustibles producidos con residuos y
sin alimentos. El Parlamento Europeo alerta de la desaparición de bosques. Está
aumentando el precio de la cosecha y de los alimentos en países en vías de
desarrollo. Posible solución: producir biocombustibles a partir de residuos.
VICKY BOLAÑOS
25.02.2013 - 10:18h
La pasada semana parlamentarios europeos de las comisiones
de Medio Ambiente y de Industria, Investigación y Energía debatieron con
diversos expertos sobre el futuro de los biocarburantes, es decir, de los
combustibles procedentes de residuos orgánicos o de biomasa -materia orgánica
originada en un proceso biológico-. La
institución europea es consciente del problema de que ciertos terrenos
agrícolas se están empleando para producir cultivos destinados a elaborar
biocarburantes. Así, temen que el aumento en la demanda de estos combustibles
provoque que desaparezcan los bosques y que aumenten las emisiones de CO2 al
quedar menos árboles para absorberlas, explica el Parlamento Europeo. En octubre de 2012, la Comisión Europea
lanzó una propuesta para reducir los efectos de la producción de biocarburantes
en el clima, que es precisamente la que ha debatido este febrero el
europarlamento. Este cambio en la
legislación pretende limitar la reconversión de tierras en el mundo para obtener
biocombustibles basados en cultivo de alimentos -también conocidos como
biocarburantes de primera generación-. Así, solo se podría producir hasta un 5%
de combustibles procedentes del maíz, la caña de azúcar o la soja, entre otros,
para elaborar bioetanol y biodiésel.
La incidencia de los biocombustibles en la alimentación
Y es que la FAO calculó que en 2011 había 870 millones de
personas con problemas de alimentación en el mundo, que consumieron el 5,5% de
las calorías mundiales. Solo en 2010 los biocombustibles usaron el 5,9% de la
energía contenida en las cosechas -del cual un tercio no se replantó-.
Esa misma
organización estima que en 2050 la demanda de alimentos requerirá un aumento
del 60% de las tierras de cultivo y de un 70% en la producción de carne y
productos lácteos -sin contar con el crecimiento de la demanda de
biocombustibles-, debido al aumento de la población mundial y de las clases
medias.
"Espero que en
el futuro no tengamos que elegir entre lo que comemos y cómo conducimos",
indicó la diputada liberal francesa Corinne Lepage durante la sesión en el
Parlamento Europeo. Por su parte, el eurodiputado popular español Alejo
Vidal-Quadras, quien lidera los temas sobre los biocarburantes en la comisión de Energía,
reconoció que este tipo de combustibles presenta "algunos problemas como
fuente de energía". Al mismo tiempo cree que la "promoción de los
biocarburantes avanzados minimizará los cambios en el uso de la tierra".
Biocarburantes en los países en vías de desarrollo
El europarlamento también observa que el incremento de la
demanda de alimentación para las personas y los animales se abastece
"mediante importaciones venidas desde países donde la producción es más barata".
Los problemas que esto conlleva son la tala de bosques, el aumento de emisiones
de CO2 y graves conflictos sociales, como los que conocimos en Guatemala en
2012.
En La 2 Noticias
vimos a dos representantes campesinos indígenas que denunciaron que una empresa
desalojó violentamente a 700 familias del Valle de Polochic -hace dos años, en
Guatemala- para obtener tierras para cultivar caña de azúcar y palma africana,
de los que se extrae etanol y biodiésel.
En la comunidad 8 de Agosto todavía viven 125 de las
familias desalojadas en hogares temporales. El gobierno guatemalteco se
comprometió a dar tierra a 300 familias afectadas, sin embargo, a pesar de la
presión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, todavía no ha
cumplido su promesa, según evidencia en su blog el Comité de Unidad Campesina.
Los indígenas
pidieron que los países europeos investiguen los fondos destinados a proyectos
de desarrollo agrícola. La FAO, por su parte, advierte de que poner
"techos" en los biocombustibles procedentes de alimentos podría
suponer que países en vías de desarrollo tengan más dificultades para encontrar
inversión de capital y que tengan que plantearse redefinir sus propias
políticas.
Biocarburantes de segunda generación
La Comisión instó en su propuesta de cambio de legislación a
desarrollar biocombustibles de segunda generación, que son los obtenidos a
partir de residuos o paja. Emiten "muchos menos gases de efecto
invernadero que los combustibles fósiles y no interfieren directamente en la producción
mundial de alimentos".
La Comisión Europea
asegura que la producción de biocarburantes a partir de desechos y residuos
agrícolas "provoca un impacto menor sobre el clima", y no tiene
efectos sobre los precios de los alimentos porque "no sustituye los
cultivos destinados a la alimentación".
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