La Comisión Europea concluye su auditoría: la calidad media
de la I+D+I española es baja. Han detectado un sistema rígido y falta de
evaluación de la calidad. Recomiendan más recursos y reformas estructurales del
sistema. También reformar los organismos públicos de investigación y las
universidades.
EFE, 03.10.2014
La calidad media de la I+D+i española es “baja” y sus
principales debilidades son una gobernanza fragmentada, rigideces en la
administración que dificultan la circulación de conocimiento y de personas y la
ausencia de un sistema de evaluación de las políticas y de los niveles de
calidad. Así lo pone de manifiesto una auditoría llevada a cabo por un grupo de
expertos de la Comisión Europea (European Research Area Committee, ERAC), por
encargo del Gobierno español, cuyas conclusiones ha presentado la secretaria de
Estado de I+D+i, Carmen Vela, en comisión parlamentaria este jueves.
Mejorar la I+D+i pasa por incrementar los recursos: A la luz
del diagnóstico, las recomendaciones del panel de expertos europeo para España
pasan, sobre todo, por incrementar los recursos destinados a la I+D+i, aunque
ligándolos a reformas estructurales “que permitan un uso más eficiente y eficaz
de la inversión pública”. Para ello, Vela ha dicho que su departamento “ha
mantenido la estabilidad en el presupuesto, y de las convocatorias”.
Cambio radical en la investigación: Los expertos consideran
que los recursos humanos son “el problema más acuciante del sistema y es
necesario actuar de carácter inmediato” para que entre talento joven en el
mismo. Para ello recomiendan un “cambio radical” en la gestión de la carrera
investigadora que dé una total autonomía a los investigadores que tienen más
talento y méritos, y que facilite la movilidad tanto entre las propias
instituciones científicas como entre estas y el sector privado. En este
sentido, los auditores creen que España necesita instaurar una carrera
investigadora “alternativa al modelo funcionarial vigente”.
Reforma de los OPIs: “La reforma institucional de los
organismos públicos de investigación (OPIs) y de las universidades es
fundamental”, apunta otra de las recomendaciones. Los expertos indican que esos
organismos y universidades deben contar con más autonomía, mejor gobernanza y
mayor transparencia; y que, además, tienen que estar sujetos a un sistema de
evaluación que determine la asignación de recursos tanto directa como
indirecta, de manera que un porcentaje de la financiación pública que reciban
(al menos el 10%) esté ligado a esa evaluación. España necesita una agencia
independiente para implementar una parte de las reformas propuestas y, según
Vela, la tendrá en 2015. Recomiendan también un seguimiento eficaz y evaluación
para apoyar una política basada en la evidencia, y es que han detectado que “ni
se analiza bien el impacto de los proyectos de investigación, ni se les hace el
debido seguimiento”. El resto de recomendaciones apuntan a que un modelo de
innovación eficaz requiere un nuevo nivel de coordinación entre los agentes, lo
que incluye la creación de consorcios nacionales denominados Ámbitos
Estratégicos de Innovación; a que el sistema español necesita más agentes
empresariales implicados, así como un mercado y una cultura para la innovación
que le acompañen.
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