Declarar el olivar cultivo energético es posible, pero no haberlo hecho a la primera es reconocer que no se posee el arte de legislar.
Me cuesta trabajo entender que quienes han preparado la orden no hayan considerado y reconsiderado mil veces esta posibilidad, teniendo en cuenta la extensión de este cultivo en todo el territorio. Y me cuesta entender que el Sr. Zarrías no hay tenido noticia de este documento hasta después de su publicación.
Por mi parte considero que es evidente que el olivar tiene una segunda dimensión energética que hay que potenciar. No es su primer fruto, pero tal y como están las cosas, puede contribuir a que su primer fruto no se hunda con las botas puestas.
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