Artemis, una apuesta tecnológica para transmisiones móviles
de alta velocidad. Permitiría velocidades hasta mil veces mayores que las
actuales. Hay que situar antenas públicas en los lugares con más usuarios
simultáneos. Los dispositivos no tendrían que compartir canales y se
aprovecharía la capacidad de transmisión
ÁLVARO IBÁÑEZ 'ALVY'
20.03.2014 - 09:28h
Con las nuevas posibilidades de comunicación y transmisión
de datos todo el mundo parece bien servido, pero lo cierto es que cada vez
necesitamos de redes de capacidad (ancho de banda) para disfrutar plenamente de
ellas. Las razones son dos: primero, que cada vez más y más gente usa los
dispositivos móviles para transmitir todo tipo de información; segundo, que esa
información tiene un mayor tamaño, por lo que ocupa más espacio (digamos,
‘megabytes’) por tratarse de fotos y vídeos de más calidad, resolución y
tamaño. Esto es fácil de apreciar en lugares de gran concentración de gente de
forma ocasional. Los ejemplos que suelen usarse son los estadios de fútbol,
conciertos o manifestaciones. Quienes viven en las playas y zonas de vacaciones
también saben que aunque durante el año las comunicaciones funcionan
razonablemente cuando llegan las avalanchas de turistas la cosa empeora. Y, en
cuanto al tipo de información transmitida, lo mismo sucede: quizá sea fácil ver
un vídeo de noticias en línea en casa, pero si vas al centro de la ciudad o
estás en un evento masivo, mejor olvidarlo.
Equipos en torres de comunicaciones: Ahora una compañía
llamada Artemis, en la que trabajan veteranos del mundo de la tecnología que
han creado productos y tecnologías brillantes en el pasado, para empresas como
Apple o Microsoft, han anunciado una nueva tecnología que solucionaría estos
problemas creando un nuevo tipo de redes con una capacidad que podría
multiplicar hasta por mil el actual ancho de banda efectivo de móviles y
tabletas. El invento se llama pCell y las explicaciones técnicas son todavía un
tanto difusas, pero consiste básicamente en emplear unos nuevos equipos en las
torres de comunicaciones de los edificios, al estilo de las que actualmente
tienen los móviles. Estas celdas son más pequeñas y se pueden desplegar en
mayor número. Lo interesante es que en vez de verse afectadas por las
interferencias con las torres y celdas vecinas, los equipos de Artemis se
"refuerzan" unos con otros gracias a esas interferencias. Cuando las
señales llegan a los móviles crean una pequeña "burbuja" de un
centímetro alrededor de la antena, a la que llaman pCell, y le asignan una
frecuencia dedicada. De este modo el
móvil puede transmitir a máxima velocidad, unos 70 megabits por segundo (por
antena), sin tener que compartirlo con otros aparatos de la zona. Esto en un
iPhone moderno de doble antena son unos 140 megabits por segundo, más que
suficiente para ver una película de alta definición 4K sin problemas, como han
mostrado en las demos. La clave de esta propuesta es que los dispositivos no
comparten frecuencias y aunque haya muchos no se interfieren unos con otros.
Aunque no se explica qué sucede si hay más dispositivos que antenas o canales,
se menciona en los vídeos de demostración que parte de la idea es emplear
frecuencias del espectro no utilizadas, incluyendo algunas mediante 'línea de
visión' (una línea recta sin obstáculos entre el dispositivo y la celda); todo
eso estaría por ver si lo aprueban las autoridades.
Presente y futuro de Artemis: De los dispositivos
pCell/Artemis se han realizado ya algunas demostraciones y hay abundante
información en la web del fabricante. Si todo funciona como está previsto
podría suponer una pequeña revolución para las comunicaciones inalámbricas,
porque además funciona con los teléfonos LTE actuales (aunque requiere instalar
los equipos de las torres), básicamente aumentando su capacidad e incluso
reemplazando a otras tecnologías como el wifi. Su inventor principal dice que a
finales de año se podrá ver instalado ya comercialmente en San Francisco
(Estados Unidos), y con un despliegue más general en 2015. Aunque su ilusión
por el proyecto parece tan grande como su carencia de humildad (ha llegado a
llamarlo "una revolución solo compararla a los avances de Nikola Tesla con
la radio en 1930") no se puede negar que es una idea que puede encaja con
las necesidades actuales. Lo que habrá que ver es si puede llegar a ser
producido industrialmente, con el beneplácito de las autoridades y con el apoyo
comercial de las operadoras móviles.
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